La belleza y riqueza natural del Valle de Ordesa originó la creación del Parque Nacional el 16 de agosto de 1918, el segundo más antiguo de España. Tras su ampliación fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO además de Zona de Especial Protección para las Aves, Lugar de Importancia Comunitaria y Reserva de la Biosfera. Es un valle de paisajes espectaculares, de estructura y formas especiales determinadas por su naturaleza calcárea.
Por el fondo del Valle de Ordesa, entre murallas de más de mil metros, discurre el río Arazas que va descendiendo en una sucesión de bellas cascadas rodeado de frondosos y coloridos bosques. Aquí nos topamos con las cascadas del Estrecho y de La Cueva, las Gradas de Soaso y la famosa Cola de Caballo. En las paredes verticales se abren “fajas”, cornisas horizontales por donde discurren estrechas y vertiginosas sendas, que nos permiten recorrer el valle en altura y acceder a las zonas altas del Parque Nacional. En esta zona destaca la Senda de los Cazadores, la Faja Pelay, el Circo de Carriata, el Tozal del Mallo, la cascada de Cotatuero y las clavijas del mismo nombre.
Estas clavijas son una serie de barras metálicas clavadas en una pared vertical junto a la cascada de Cotatuero, y que son de paso obligado para acceder a la preciosa y espectacular Faja de las Flores.
En la parte superior se encuentran los picos de más de tres mil metros, donde destacan las Tres Sorores y el Monte Perdido que con sus 3355 metros es uno de los picos más altos de la cordillera. En esta parte también se encuentra la gruta helada de Casteret descubierta en 1926 y la legendaria Brecha de Roland, una impresionante grieta a 2800 metros de altitud que sirve de paso fronterizo.